La práctica musical se asocia con la plasticidad estructural y funcional del cerebro. Este puede ser modelado a través de esta experiencia.

La formación musical mejora las habilidades de la lecto-escritura, de la conducta, el lenguaje, la memoria y la inteligencia espacial, de aquí la importancia del trabajo con la música y los niños. Los 5 años de edad, es un momento ideal para comenzar, por ejemplo, con el aprendizaje de un instrumento musical.  Quien toca un instrumento se convierte en una persona metódica, detallista, que planifica sus tareas y que posee buena atención.

Pongamos un ejemplo: un niño de unos 6 años de edad, con 15 meses de estudios de instrumento se verá beneficiado con importantes cambios en su anatomía cerebral y aumentarán las áreas usadas para trabajar con la música. Estas áreas comienzan a modificarse a los pocos meses.

Escuchar música a diario aumenta las posibilidades de recuperar funciones neurocognitivas y el estado de ánimo tras un A.C.V.  ( accidente cerebro vascular). Mejora la memoria verbal y la capacidad de atención.

Los niños con dislexia, mejoran las capacidades de lecto-escritura y de ese modo se abre su mundo social, también.

La música es un medio de expresión que ayuda a vencer los miedos, asumir riesgos, aposta seguridad y autoconfianza. Fomenta la autoconfianza y la autodisciplina.

¿Por qué no intentarlo?

                                                                                                                                                            Paula Grela

Arteterapeuta