Energía, optimismo, ambición, actividad, valor, confianza en uno mismo, afán de prestigio, frivolidad… cuánto que nos permite trabajar con este color. Nos permite fomentar la tolerancia, la socialización y proyectarse con las personas.

¿Qué podemos lograr?

Incrementar la autoestima, enfrentar retos para la propia evolución.

En nuestro cuerpo, debemos estar atentos al intestino delgado, los ganglios linfáticos.  Colabora a destrabar el metabolismo.

Este lugar energético, fluye, nos conecta con la dulzura que tenemos…abramos esa posibilidad.

TENÉS DERECHO A SENTIR

“¡Dejá de llorar! ¡No tenés ningún motivo para lamentarte!” “No tenés razón para enojate” “¿Es que no sabés dominar tus emociones?” ¡Deberías avergonzarte de vos mismo”

Semejante adoctrinamiento infringe nuestros derecho a sentir. Una cultura que reprime la expresión de la emotividad, o que considera débiles a los que demuestran sensibilidad, también infringe ese derecho fundamental, uno de cuyos corolarios es el derecho a desear. Pero si ni siquiera se nos permite sentir, difícilmente averiguaremos qué es lo que deseamos.

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Hasta la próxima!

Paula