La gran mayoría de los niños ( y los no tan niños) disfrutan de las burbujas. Ellas vuelan, flotan, cambian de color con la luz, se ven diferentes al sol. Las hay pequeñas, grandes, volátiles . Explotan en nuestras narices para sacarnos una sonrisa y un cerrar de ojos.

El hecho de soplar al hacer burbujas, acelera y mejora el proceso del habla , como así también la buena pronunciación. La posición de los labios  y,  sobre todo, de lengua es el motivo principal de estas mejoras.

Jugar a hacer burbujas con los niños, permite socializar mientras se refuerza el proceso.

No es la única actividad que colabora con el habla, jugar con nuestro cuerpo de manera cuidada nos puede traer consecuencias hermosamente favorables.

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Hasta la próxima!

Paula